El intenso levantamiento social de los Balcanes es una de las grietas que aparecen en el sistema global del capitalismo. Hace unos cuantos años, dio comienzo en Grecia una nueva fase del conflicto entre los trabajadores y las clases gobernantes –revueltas masivas, protestas y huelgas generales. La clase trabajadora de Eslovenia estuvo a punto de tomar las calles. Les siguió la gente de de Turquía, con protestas de un millón de personas. Después las protestas de los trabajadores de Bulgaria y Rumania amenazaron los sistemas de dichos estados. Más recientemente, ha estallado un levantamiento en Bosnia y Herzegovina, el área de los Balcanes donde más se evidencian las fracturas del sistema y su podredumbre.

La actual Bosnia Herzegovina (BH) –la sede del capítulo más sangriento de la disolución de Yugoslavia- es una monstruosa creación colonial, amontonada de forma que sirva mejor a los intereses de las fuerzas imperialistas y a los criminales nacionalistas sobre el terreno. Tal estado fue creado para servir los intereses de los ricos y lo único que se le ha garantizado al pueblo ha sido la continua devastación –despido de trabajadores, de todas las nacionalidades, y el robo de sus activos. Durante años se han visto cegados por el nacionalismo con que les alimentaron los imperialistas, los capitalistas, los clérigos de todos los credos, los magnates, sus medios de comunicación y sus secuaces. Apenas nos sorprende que estas largas y oscuras décadas de represión hayan producido únicamente está feroz respuesta. Ahora no hay duda de que las clases trabajadoras de BH una vez más, entienden quién es el enemigo real.

Las protestas pacíficas contra el desempleo y la pobreza ocasionados por la privatización que continuamente merodea, estallaron espontáneamente el 4 de febrero. Uno de los principales centros industriales de la antigua Yugoslavia, la ciudad de Tuzla, ha estado atravesando un proceso de violenta privatización durante la última década y las demandas de los manifestantes fueron de carácter puramente social. Las protestas crecieron y se extendieron rápidamente y, gracias a la brutalidad de la policía y la arrogante indiferencia del gobierno, se convirtieron en abierta confrontación física con el sistema actual y aquellos que quieren defenderlo. Los trabajadores –que se sienten engañados y robados- y la gente joven que se enfrenta a un futuro en blanco si no se afronta este proceso, han estallado ahora en más de 20 ciudades. Se han enfrentado a la policía, han pegado fuego e incendiado varios edificios administrativos del gobierno (símbolos de su miseria) e incluso secuestraron temporalmente al alcalde de Brčko. Sus acciones han conseguido doblegar al sistema en un muy corto espacio de tiempo, y motivó la intervención exterior, tal como habían amenazado. Valentín Inzko, diplomático australiano/dueño colonial (ostenta el puesto de “Representante Especial de la UE” para BH) ha sugerido públicamente que se use a la OTAN para que el país vuelva al trabajo, es decir, al capitalismo en marcha.